Por Xavier Bayle

Nos moriremos, ricos o pobres, hartos o ayunados, en una celda de cemento o debajo de una higuera en flor, nos moriremos. Pero vivir, eso sí parece difícil…. Y saber vivir, más difícil todavía.

Goethe decía que “Pensar es difícil, hacer es más difícil aún, pero hacer según cómo se piensa es lo más difícil del mundo”… Hay que saber vivir, haciendo.

Es fácil ser retórico, indignarse, reírse de alguien, ser cruel, es infinitamente fácil, (“El mal es tan fácil que se hace sólo”, decía Concepción Arenal), y lo digo a quienes puedan estar enfurruñados por la ausencia momentánea de Jetprom, desde mi soledad, esa soledad que da la verdad de las cosas, el saber que ganen unos u otros siempre pierden los mismos: la vida.

Yo soy rico -para los que no lo sepan-, somos unos cuantos miles de personas en este planeta extremadamente multimillonarias, yo soy una de ellas, y mi riqueza consiste en no necesitar. El dinero es sólo papel impreso (me lo enseñó el cadáver de mi padre), las banderas son trapos sucios (me lo enseñó la primera vez que crucé una frontera), y ningún sueldo puede ser más sustancioso que un amanecer junto a alguien amado. Eso lo enseña el saber vivir. Saber vivir. Hay un refrán polaco que dice: cuando no tienes lo que amas, entonces ama lo que tienes.

Me entristece saber que Jetprom existe, que arañará otros paisajes, pero brindo con agua fresca sabiendo que en este primer lance contra la Carrodilla, ésta ha salido ilesa. Con algún rasguño, pero ilesa.

La Carrodilla es un tesoro, no tiene por qué rentabilizarse, sería como poner a trabajar a un niño, el niño está para estar y ese es su sentido. Pero si queréis rentabilizar la sierra entonces hay que cambiar la perspectiva que se tiene de ella, hay que mimarla, mirarla con los ojos (en lugar de verla con el bolsillo solamente), y pensar de otro modo. Repoblarla con las carrascas que en otros tiempos fueron convertidas en carbón, plantar especies florales en peligro de extinción (supongo que habrá subvenciones ), facilitar miradores, promocionar el turismo responsable, el treking (en lugar del cuatroporcuatring…),…

Hay una crisis en España provocada por la ambición, que habla muchos idiomas -todos- y de la que deberíamos aprender a vivir, en lugar de salir airosos de ella. “Nunca es suficiente para quien siempre quiere más”, dice el proverbio romano. No sé cuántas citas he escrito ya, es de aburrirse, pero lo importante de las palabras es lo que de ellas se genera: actos. Yo trato de hacer actos de mis palabras, es muy fácil entonces ser feliz. Y yo lo soy.