Aventura en la sima de las Gralleras

(El sistema kárstico de «la sima de las gralleras» de la Sierra de la Carrodilla desaparecerá, si no lo remediamos, en los próximos meses, por la explotación de la cantera «Julia»)

Fue durante la Semana Santa del 87.

Llevaba años y preparativos para nuestras Gralleras autodidactas. Veníamos de diferentes deportes relacionados con la montaña pero teníamos nuestra asignatura pendiente con nuestras Gralleras, sima ante la que nos parábamos boquiabiertos tras tirar una piedra, yendo de camino a Peña Palomera.

Me hice con “La Espeología Vertical” de Mike Meredith, la biblia de la espeleo por aquel entonces, y  con Jorge Bayle fuimos haciéndonos con el material, casi todo prestado, salvo cuerda y spits. Aprendimos a clavar expansivos tipo “spit” con el espitador  y la maza de escalada. Y una primavera dimos el “cursillo” si de algún modo se le pudiera llamar a eso. Reunimos a los voluntariosos de Estadilla que se apuntaron.

Eran César Lleyda, Miguel el del Cholo y Francisco de Casa el Racoso. Hicimos nuestros pinitos, aunque Jorge y yo ya nos habíamos adelantado unos meses, por la “Raja Val”, el Castillo y tantas otras tapias.Probamos en la “Cueva del Moro”, explorando grietas e intuyendo galerías entre diaclasas ocultas.

Cuando ya nos creíamos algo nos fuimos para allá. La noche anterior marché a dormir temprano. El resto marchó de farra para Monzón.

A las 8 de la mañana, emocionado de mi voy hacia la Plaza Mayor, punto de encuentro y no había nadie, pues estaban durmiendo la mona.

Desesperado de mi sacando a todos de la cama uno a uno, hasta que finalmente sobre las 12h iniciamos la partida con 4 horas de retraso sobre la hora prevista. Ninguno de nuestros familiares sabía nada.

Jose Mari Sallán “Trabuco” se ofreció a subir bártulos con su moto, pero sobre las 13 sufrió un percance haciéndose un tajo en la ceja. Y tuve que bajarlo con ella al médico para que lo cosiera.

Había mucha peña acompañando, pero sólo bajamos ese día Jorge, Francisco, Yoli, Miguel y yo. César fue baja de última hora. También acompañaban MªCarmen Bardají, Javi el Mixón, Carmen Bayle y tantos otros que quedaron fuera de la cueva para dar aviso si pasaba algo.

Pasar pasar no sucedió nada reseñable, salvo que hicimos la exploración completa, excepto la gatera que exploraríamos con Óscar Naval y Mario Cequier unos años más tarde.

La anécdota fue que cuando subía el primero la última progresión con los bloqueadores (unos anticuados del modelo EMILSA, tipo Jumar, no Petzl), al ir con un único material compartido que nos íbamos pasando el uno al otro en cadena dijimos a una de las chicas que diera aviso en el pueblo de que todo iba según lo acordado y sin percances, que ya llegaríamos.

La chica en cuestión que hizo de emisaria, no sé qué debió decirles, pero se montó una buena.

Medio pueblo salió a la calle y se montó el somatén como cuando tocan a fuego. Algo expectacular.

Cuando yo remontaba la cuerda última, no quedando ya nadie por subir, me comentan los compañeros desde superficie que cosa rara se ven muchas luces subiendo por Sierra Périz, camino de las trincheras a lo que respondí con un_”¿igual ha pasado algo?”

Luego que si una fogata tremenda en las almendreras de Dario organizada por Marcuello. Había  subido medio pueblo en 4X4 de batida a nuestro rescate.

El resto fue algo divertido. La bronca que me pegó Marcuello fue de impresión, que menuda me has organizado, que si nos habíamos perdido, y bla que bla. Realmente ahí no se perdió nadie.

Llegados a la Pllaza la cosa fue espectacular y divertida. Pensad que algunos igual no habían cumplido los 18 y yo todavía con con 21 años. Algunas abuelas desde los balcones abroncando. Toda la gente en la calle.

Esa noche volvimos a marchar para Monzón a celebrarlo.

En casa mi padre emocionado, que le contara que qué tal la cueva. Que si de crío le había pasado por la cabeza bajarla, que si un alemán comentaba que llegaba al río. Mi madre había llorado. La psicosis colectiva estadillana de esa noche le había hecho pensar lo peor.

Prueba documental de nuestra visita el libro registro que dejamos en la sala final. Dentro de la caja del libro dejamos el frasco de cristal que encontramos con las firmas de la anterior expedición estadillana organizada por Pepito el andorrano en su interior. Sus firmas sobre un papel de embolicar de la desaparecida carnicería Naval (de Rogelio). Creo que esos darían para otro relato.

 

Gil de Asprer

Caja y libro de firmas. Las primeras firmas se escribieron en un papel de envolver el bocadillo; un papel de la carnicería de Rogelio Naval



6 respuesta a «Aventura en la sima de las Gralleras»

  • maria jose

    si que la hicisteis buena,pero…¡¡¡ menudos recuerdos me has traido !!!

  • María José

    Preciosa historia, ¡parece sacada del mismísimo Macondo!
    No pude esperar más y ayer estuve allí y lancé una piedra a la sima… Increíble.
    Tremendo tesoro que tenéis en esta sierra, amigos estadillanos…

  • Victoriano

    Hola me gustaria saber que material hace falta y como esta equipada, que fecha es mas propicia

    • Oscar

      Hola, Yo siempre que he bajado lo he hecho en plan «guarro» por el fondo de la cueva y nunca siguiendo la via de spits que va por la parte superior(se ve en el croquis).

      Yo me llevaría tornillos y chapas para equipar los spits que ya hay en la cueva y sobre todo en su entrada, una cuerda para el pozo de entrada y otra más pequeña si se quiere asegurar un destrepe que hay hacia la mitad del recorrido. Un par de puños bloqueadores para la subida y… la linterna!

  • Jacint d`afuera

    Toda mi admiración para estos valientes. Ruego me informe de la marca del casco que llevaba durante esta aventura el Sr. Gil. Y si es la misma persona que dio los primeros pasos del vuelo sin motor en Estadilla.

    • Gil

      Jacint, la marca del primer casco que llevé durante la primera aventura es inconfesable. Un casco de moto tipo equitación, sin homologación UIAA.
      Más adelante ya se ha calzado otros más apropiados, cuando se pasó al vuelo «con motor» helitransportado tipo HEMS.
      No se si el Jacint d’Afora es d’Alberic. Saludos

Deja un comentario